10 septiembre 2007

Cy Twombly.

Cy Twombly, pintor octogenario, saltó a las noticias el pasado 19 de julio.

Aquel día una mujer besó una obra suya titulada Fedón (1977). Presa de un amor súbito acercó los labios hasta la superficie. Era una tela blanca y formaba parte de un tríptico. La pieza pertenecía a la colección Yvon Lambert, expuesta en Aviñón hasta finales de septiembre. Estaba previsto prorrogar la exposición, pero el artista -muy afectado-declinó. Dicen que estaba "hundido". Donde muchos vieron un suceso fruto de la pasión, el director del museo dijo "vandalismo". E incluso más: "una violación". La pieza fue retirada y ayer mismo Rindy Sam fue juzgada. Su pintalabios había dejado una marca "indeleble". Entretanto, en el mes de agosto se colgó un fax sobre la pared donde antes figuraba el lienzo inmaculado. En la misiva de Alfred Pacquement, director del Centro George Pompidou, éste se solidarizaba con su colega Éric Mézil y recordada que, "cuando Duchamp le pone bigotes a la Gioconda, lo hace sobre una reproducción". En este punto es bueno saber que el tríptico de Cy Twombly estaba valorado en dos millones de euros. De modo que Eric Mézil atajó el debate: "Esta mujer tiene que entender lo que significa la propiedad intelectual del artista". De lo contrario, venía a decir, es como si la caja de Pandora se hubiese abierto y se preguntaba si sería necesario imponer barreras, cristales de protección y alarmas, para concluir que "igual que en la lógica del terrorismo, el mal está hecho". El día que visitaba la exposición pude comprobar el alcance y la seriedad de la advertencia. Una mujer con dos niños pequeños intentaba adquirir la entrada a la exposición. La señora de la recepción se negaba a permitirles el acceso. El más pequeño, un niño rubio de apenas tres años de edad, se introdujo en las salas mientras las mujeres discutían. Al pasar junto a mí corría con los brazos desplegados. Por encima de su cabeza colgaban las pinturas de Cy Twombly, unas espléndidas peonías pintadas a brochazos.
Parecían bolas de helado derritiéndose a chorros

Viene de CULTURAS de la Vanguardia.

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