11 diciembre 2007

Buenas prácticas, mejor cultura

Jose Manuel Costa

















Dentro de pocos días se conocerá el nombre del nuevo director del Centro de Arte Reina Sofía de Madrid (MNCARS en su horrísono acrónimo oficial). Esto no excitaría más que a los muy aficionados si no fuera porque este nombramiento marcará una cesura en la forma en que se rigen nuestras instituciones culturales. Y cualquiera ve a su alrededor como cada vez hay más museos, centros y auditorios propiedad pública. Pagados con nuestros dineros.

Hasta el momento, los nombramientos y ceses en estos lugares han sido puramente digitales. Y así, puede suceder que una consejera de comunidad, Consuelo Ciscar, licenciada en Empresariales, pase a dirigir uno de los principales centros de arte españoles (el IVAM valenciano), simplemente porque había de buscarse acomodo a una zaplanista defenestrada. O que un cambio de gobierno en Galicia signifique la expulsión inmediata del director del CGAC, Miguel Fernández Cid. O que se ningunee a la directora del CAAM de las Palmas, Alicia Chillida…

Así no hay institución que funcione. Como me decía con algo de sorna Norman Rosenthal, director artístico de la Royal Academy de Londres: “Mira, mi problema con el Reina Sofía, es que cada vez que llamo se pone una persona diferente”.

¿Pero en qué país vivimos? Todo esto tiene un tufo decimonónico casi irrespirable de puro anacrónico. Solo ahora y tras la publicación de un Documento de Buenas Prácticas en Museos y Centros de Arte por parte de las principales asociaciones profesionales del sector, el actual director general de Bellas Artes, José Jiménez, se ha decidido a dar el salto.

La dirección del Reina Sofía será elegida en convocatoria pública (29 personas se han decidido a optar al puesto) por un comité de expertos en principio independientes. Dispondrá de un tiempo en el que trabajar y de la independencia indispensable para hacerlo.

Seríamos muy pánfilos si pensáramos que una transición de este porte se lograría de forma arcangélica e impecable. Por supuesto que no es así. Hay diarios que parecen querer boicotear la elección; algunos de los métodos empleados no son perfectos… Pero el paso se dará y se aplicará a otras instituciones dependientes del ministerio. Excepto el Museo del Prado, todo sea dicho.

¿Seguirán el ejemplo comunidades y ayuntamientos? Al principio no es probable, resulta fastidioso renunciar a los pesebres. Solo Canarias se ha pronunciado a favor. Pero lo acabarán haciendo. Nuestra cultura no merece ser tratada como una ramera que se ofrece al primer amiguete necesitado.

viene de via limite - (e-limbo)

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