Paul Naschy: Un hombre lobo en Madrid.
"No puedo renegar del hombre lobo. Si no fuera por él, no hubiera logrado la dimensión cinematográfica que he alcanzado". A sus 73 años, Paul Naschy (el alias cinematográfico de Jacinto Molina) está más que orgulloso de ser el mito por excelencia del cine de terror hecho en España.
40 años antes que Balagueró, Plaza o Bayona, pioneros como Carlos Aured, Jesús Franco y Naschy se esforzaban, con muchas ganas y poco presupuesto, por dignificar el género. Naschy, aún en activo, siempre fue el más prolífico y entusiasta. Aunque ya había intervenido como extra en producciones como Rey de Reyes, su debut en el género se produjo en 1968 con La marca del hombre lobo.
Yo soy el terror
La marca del hombre lobo no es la primera película española de cine de terror, pero sí la primera que recoge el testigo romántico y gótico de las producciones de
Gracias a este filme, Naschy pudo devolver al género del fantaterror las horas de placer pasadas en los cines de barrio queriendo ser Boris Karloff o Bela Lugosi. Su pasión por el género nació en el madrileño cine Iris, cuando de niño engañó al acomodador para que le dejara ver Frankenstein y el hombre lobo. "Nunca olvidaré ese cartel maravilloso con los dos monstruos enfrentados. Salí del cine completamente K.O."
A la censura franquista no le hacía gracia que el primer licántropo ibérico tuviera nombre español, y así surgió el nombre de Waldemar Daninsky, un antihéroe torturado. "Lawrence Talbot (el hombre lobo más famoso de
Naschy rescató además los famosos cócteles de monstruos de
Naschy es el actor que más veces ha interpretado al hombre lobo, en películas como La noche de Walpurgis o La bestia y la espada mágica. Además, ha creado a personajes como Alaris de Marnac (trasunto de Gilles de Rais, el sanguinario Barba Azul) o Wolgang Gotho en El jorobado de
El licántropo infatigable
No hay personaje o subgénero de terror que no haya abordado. Se anticipó a Coppola varios años con su concepción romántica de Drácula en El gran amor del conde drácula y abordó el género giallo en Una libélula para cada muerto, a las órdenes de León Klimovsky. En El aullido del diablo, rodada en inglés y en cuatro semanas, interpretó hasta a doce personajes distintos.
La mayor parte de la filmografía de Naschy está adscrita al fantástico, aunque en su carrera ha alternado dramas con niño (Mi amigo el vagabundo), comedias alocadas como La batalla del porro o peplums (Los cántabros). Después de 40 años, ¿le queda alguna cuenta pendiente? "Me gustaría hacer una película con mucho presupuesto, una producción histórica".
Otro de sus anhelos, pasar del celuloide a la viñeta, ha podido cumplirlo recientemente. "He pasado a ser un héroe de papel. Waldemar Daninsky ya está en el noveno arte". El retorno del hombre lobo es la película elegida por el dibujante Javier Trujillo para llevar a Naschy al cómic. A esta novela gráfica le seguirán otras adaptaciones, como La bestia y la espada mágica y otras relacionadas con la franquicia Daninsky. Si todo sale bien, también podrán leerse algunas de sus películas más reputadas, como El caminante o Inquisición.
El nuevo proyecto cinematográfico de Naschy le emparejará con otro mito del cine de terror, Christopher Lee. En Mi perro Aquiles, que comenzará a rodar a finales de junio o principios de julio, Lee hará realidad uno de sus sueños: interpretar a Don Quijote. La película, algo metafísica y en principio nada terrorífica, contará también con la presencia de Milla Jovovich.
El infierno son los otros
Naschy quiere seguir en la brecha, aunque se siente algo cansado y decepcionado con la industria del cine. Se lamenta de lo mal que le ha tratado parte de la crítica nacional (que tilda muchas de sus películas de kitsch), de no haber recibido el Goya de Honor, de no haberse decidido a emprender su aventura americana o de que "los modelnos de ahora" no le llamen para sus películas. Aún así prefiere ver la botella medio llena.
"¿Qué pretendía, hacer cine fantástico? Lo he hecho ¿Interpretar al hombre lobo? Lo he hecho. En España no me van a dar el Goya de Honor, pero tengo
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